No sé cómo hiciste para meterte en tantas canciones.
Las mamás tienen síndrome de Estoeselcolmo.
El primer escalón hacia la felicidad tiene un letrero que dice: no esperes nada de nadie.
Quédate con quien sepa que te faltan tornillos y aún así ame tu locura.
Mi error fue valorarte más de lo que realmente valías.
Quédate con quien no le importe hacer el ridículo, con tal de hacerte sonreír.
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