Donde manda tu princesa, nunca mandan tus amiguitas.
No hay mujer más valiosa, que la que se respeta así misma.
Hay personas a las que uno debería odiar, pero la vida se encarga de que uno las quiera mucho.
No confío en la amistad de esa gente que solo te llama para pedir favores.
Nunca oirás a una mujer decir:
—Ya no quiero más ropa.
—Tengo suficientes zapatos.
—Me caen muy bien tus amiguitas, mi amor.
Si Adán y Eva hubieran sido
chinos, todavía estaríamos en el paraíso, por que se habrían comido la
serpiente en vez de la maldita manzana.
Las niñas altas, siempre serán hermosas. FIN.
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