No sé si agradecer al destino por haberte conocido o culparlo por no poderte tener.
El primer escalón hacia la felicidad tiene un letrero que dice: no esperes nada de nadie.
Hay personas a las que uno debería odiar, pero la vida se encarga de que uno las quiera mucho.
En caso de emergencia, ven y bésame.
No hay peor ciego que el que se resigna a no ver.
Odio cuando mi corazón y mi cerebro no se ponen de acuerdo.
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